sábado, 1 de marzo de 2014

Como perro y gato, Mia 2 - María Border

¡Hola!

Una nueva reseña para compartir con ustedes. Besos.


Como perro y gato, Mía 2 — María Border

El doctor Franco Salerno, es el heredero del prestigioso bufete de abogados del Estudio Jurídico Salerno y Asociados. Junto a su amigo y colega Santiago Albarracín, ha disfrutado de la compañía femenina sin involucrarse sentimentalmente. Cuando su fiel amigo se enamora de la secretaria de ambos y se casa, toma conciencia que su forma de vida ya no le resulta tan agradable. Adriana Martínez, es la síndica designada en la convocatoria de acreedores de un cliente del estudio Salerno. Una profesional de carrera intachable, una mujer segura, que enfrentará a Franco y su arrogancia, obligándolo a hacer uso de todo su ingenio para mantener la fama de mujeriego. Ella no lo soporta. Él no le permitirá que lo ignore. “Como perro y gato Mía 2” es la secuela de “Mía El gato y el ratón”.
 
Dando inicio a esta reseña, comienzo como suelo hacerlo, con la portada. Debo decir que, si bien la misma representa a los protagonistas (no podría identificar a uno con el hielo y a otro con el fuego, porque creo que cada uno tiene lo suyo de cada elemento), y que su color es también llamativo (como lo es el de Mía, el gato y el ratón), una imagen que los representaría a ambos y que es muy significativa en esta historia es “El Fantasma”, el barco del protagonista. No quiero decir con esto que la portada no sea de mi agrado, me parece bonita y aprecio el trabajo que Macarena ha hecho con la misma, solo doy mi opinión tras haber leído la historia.

Respecto al título, no podría ser otro teniendo el gato y el ratón en el primero. No todos los perros persiguen a los gatos, ni todos los gatos les temen a los perros, jejeje, y la amistad (y el amor, en este caso) prevalecen a lo que supone entre estos adversarios.

Nos encontramos en esta historia con Franco Salerno, el mejor amigo de Santiago Albarracín. Abogado, orgulloso, diría que un poco arrogante y seductor también, no puede ser menos que su compañero y “vive la vida loca” hasta que en su camino se cruza la mujer que, según palabras textuales de Salerno padre, “logra ponerlo en vereda”. 

Así es como Adriana Martinez aparece en su vida, “la síndica” como es apodada por ambos. Una mujer hecha y derecha, con una carrera intachable, con convicciones fuertes y con un fuerte carácter que representa lo que es y cómo se ha formado en el camino que le ha tocado recorrer desde que nació. Avasalladora sería la palabra que usaría para representarla, pero no en el sentido en el que, por ejemplo, Santiago reconoce a Miranda como minón infernal, sino que lo digo por cómo ella se muestra frente a todos. “Dos más dos son cuatro”, no hay error en ello, no hay manera de que eso sea de otra forma. Así es Adriana, así es la síndica, una mujer a la que la vida la ha golpeado de una manera que no podrás descubrir hasta que un acontecimiento en la vida de Miranda, haga caer esas barreras que creó a su alrededor y la muestre. 

Pero no quiero perderme hablando de ella sin dejar de decir algo más respecto a “el insoportable”, como ha tildado la autora a Franco. Debo reconocer que no lo ha sido a mi entender, aunque acepto que su alter ego, al igual que me pasó con Santiago, no ha sido del todo de mi agrado. Sin embargo, no puedo evitar sentirme enamorada por la ternura y amor que ha demostrado para con Adriana en un momento tan difícil como lo fue para ella el saber sobre un tema muy importante en su vida. No puedo agregar más al respecto, porque estaría haciendo spoilers y no es mi intención.

Me alegró, también en esta historia, saber más de la vida de Santiago y Miranda, más precisamente en la de ella, ya que el tema de María Sol quedó como una asignatura pendiente en el libro de ambos y descubrirla y conocerla fue también una forma de adentrarnos en la vida de ambos. Sin lugar a dudas, Miranda es una mujer que sabe lo que quiere y cómo tratar a su marido para que cumpla con lo que ella desea.

Y si de alguien no puedo dejar de hacer un comentario, es respecto a Rebeca, la secretaria elegida por Miranda para los abogados. Y acá es donde la frase “perro que ladra no muerde” es muy indicada para ella. Mujer seria y gruñona como ninguna, pero a la que Franco logró conquistar con sus estrategias (otro punto a favor del insoportable), donde podría agregar otro dicho “si no puedes con ellos, úneteles”.

Para ir finalizando, termino diciendo que la pluma de María, como no podía ser de otra forma, es amena, sencilla, fresca y divertida. Su forma de expresarse, tan argentina como me gusta decir, hace que me repita y que exprese el hecho de que me sienta en mi día a día al leerla. 

Una muy bonita historia y con un final hermoso. Y si algo no podía faltar en esta novela, es la frutilla del postre que nos ha dado con un poco más de la vida de las dos parejas que forman parte de esta serie llamada Mía.

Cariños, 
 

2 comentarios:

  1. A mi me ha encantado, al final del libro la escritora dice que espera haber logrado una sonrisa en el lector, conmigo puede estar satisfecha y encantada porque mientras lo leia las sonrisas han sido muchisimas.

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